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Espacios verdes públicos en Santa Fe – Parte 2

 La ciudad es, ante todo, espacio público. Nuestra calidad de vida se define, en parte, por el uso y el disfrute que de ellos podemos hacer.

Desde  impulsamos un proceso de investigación y generamos información sobre las maneras en las que habitamos y vivimos los espacios verdes públicos, las plazas, parques y paseos con los que contamos. Esto nos provoca interrogantes y propuestas que queremos compartir.

El resultado de nuestro primer informe de este proceso de investigación nos arrojó que en la ciudad de Santa Fe contamos con 7.95m2 de espacio verde público (EVP)¹ por habitante, un índice considerablemente menor al recomendado por organismos como la Organización Mundial de la Salud.

En este segundo informe ahondaremos en la calidad, que nos lleva a confirmar que ese índice se reduce aún más, llegando a 4.39m2 de EVP efectivo/habitante. Además, nos centraremos en la distribución territorial y accesibilidad de vecinas y vecinos a los EVP’s, es decir ¿dónde están y cómo llegamos a ellos? Aspectos que nos interpelan más allá de la cuantificación y que van en consonancia con la búsqueda de generar indicadores de tercera generación².

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Distribución territorial de los EVP’s y calidad de vida, ¿en qué se relacionan?

El Índice de Prosperidad Urbana de las Ciudades toma a la calidad de vida como uno de sus 5 pilares. La misma puede pensarse tanto desde la dimensión económica como desde lo social y ambiental; es en estas últimas dimensiones donde los EVP’s cumplen una función fundamental: por los servicios ambientales que brindan al entorno urbano, por ser parte constitutiva de una red de infraestructura verde-azul y por ser espacios ideales para la reunión de las personas, la socialización, el ejercicio de la ciudadanía y el intercambio de opiniones.

Sin perder de vista que la ciudad de Santa Fe está ubicada sobre dos valles de inundación y un 70% de su territorio está conformado por ríos, lagunas y bañados (por lo cual la red de infraestructura verde-azul se torna aún más valiosa y evidente), en esta investigación nos seguimos centrando en los espacios verdes públicos.

Haremos foco no sólo en sus cualidades ambientales sino en la posibilidad de acceso y uso que cada persona en cada rincón de la ciudad puede hacer de ellos.

Como punto de partida para analizar la distribución de EVP’s en la ciudad de Santa Fe, debemos observar este mapa que resultó de nuestro primer informe del proceso de investigación:

Vale recordar, como detallamos en nuestro primer informe, que los espacios verdes en la ciudad están reconocidos y catalogados en el Reglamento de Ordenamiento Urbano y divididos en 3 categorías: “Espacio Verde Público” EV1 (Art. 90), “Espacio Verde Ribereño” EV2 (Art. 91) y “Espacios Verdes Públicos con equipamiento” EV3 (Art. 92). Ese modo de diferenciarlos muestra ejemplos de espacios muy disímiles entre sí en cuanto a la función que cumplen dentro del ambiente urbano y que, sin embargo, se encuentran dentro de una misma categoría.

Ahora bien, a la hora de clasificarlos, los distintos organismos y estudios a nivel nacional e internacional plantean la posibilidad de catalogar a los EVP’s en función de sus tamaños y áreas, del tipo de influencia que ejercen en los entornos urbanos y de su función estructural (relacionado con el valor identitario y/o paisajístico que tienen). Es decir, no existe uniformidad de criterios respecto a dicha clasificación; por ejemplo:

A los efectos de la presente investigación, consideramos conveniente basarnos en las categorías utilizadas en otros informes sobre la ciudad o de ciudades más próximas (como la de Paraná y el informe de Conicet) que son coincidentes con la idiosincrasia, costumbres y comportamientos de la población de la ciudad de Santa Fe. Por ello, distinguimos entre:

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Se consideran dentro de esta categoría a los EVP’s menores a 5.000 m2; son aquellas que pueden ser utilizados por los vecinos y vecinas de nuestra ciudad generando un contacto diario con el verde. Además, son las que colaboran en la conformación y el mantenimiento de las distintas identidades barriales que pertenecen a Santa Fe y brindan especial servicio a las personas con movilidad reducida. Ejemplo de esta categoría son la plazoleta 7 de Mayo, plazoleta Alfonsina Storni, o Plaza del Soldado Argentino.

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Se consideran dentro de esta categoría a los EVP’s de entre 5.000 m2 y 15.000 m2, su principal función es la posibilidad de permanencia y esparcimiento al aire libre para las personas ya que permiten el acceso a pie en forma cotidiana. Ejemplo de esta categoría son la Plaza 25 de Mayo, Plaza Gral. Arenales, Plaza Rastreador Fournier o Plaza Juan Pablo Lopez.

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Son aquellos EVP’s mayores a 15.000m2 que garantizan distintas posibilidades de esparcimiento (generalmente por mayor cantidad de horas diarias). Destacan valores culturales, educativos, turísticos, históricos y paisajísticos y se estructuran principalmente a partir de la red de infraestructura vial ya que el acceso a los mismos se da mayormente en vehículos motorizados (que pueden llegar a ubicarse en distancias entre 2000 y 2400 m del núcleo urbano). Estudios9 indican que cuando la distancia a este tipo de espacios verdes excede los 300 m, 1 de cada 4 personas pospone una visita diaria y que cuando esta misma aumenta a 500 m, el 56% de las personas desisten de caminatas regulares en los mismos. Ejemplos de éste son el Parque Federal o el Parque Juan de Garay que incluyen en sí mismo características de una plaza de escala intermedia y suman posibilidades de esparcimiento y disfrute de un entorno natural más rico en forestación y superficie verde.
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Entidades lineales en su forma, cuya función es la de ser conectores de los demás espacios verdes, potenciando la relación no solo entre las personas sino además entre los organismos del ecosistema urbano. Ejemplos son el Paseo del Restaurador, el de Avenida Freyre, el de Bv. Galvez y la Costanera Oeste. Ésta última tiene la particularidad de contener, además, en algunos de sus tramos, características de plazas y plazoletas pequeñas.

A su vez, según la bibliografía consultada y la referencia a otras ciudades que trabajan la temática 10 , analizamos los criterios bajo los cuales, para cada categoría, se asignan radios de influencia, buffers o “indicadores de proximidad” máxima a cada conceptualización de EVP’s, es decir, una distancia o radio que funciona como valor referencial simple deseable de ser alcanzado. A medida que ese indicador simple es mayor, sus valores se alejan de la medida de referencia.

Continuando con el criterio de referencia adoptado por la ciudad de Paraná y Conicet, agrupamos las dos primeras categorías a los efectos de simplificar el estudio y de disminuir el “nivel de exigencia” o la proximidad pretendida:

Por otro lado, metodológicamente, no incluimos a las entidades lineales o corredores verdes en relación a radio o “buffer” ya que su misma forma hace que sus funciones sean mayormente de conectividad, por lo tanto la lectura de dichos conectores se realizará en un posterior informe. Sí incluimos a ambos márgenes de la Costanera, tanto este como oeste, con un buffer lineal de 500m ya que, en algunos de sus tramos, además de función de corredor, cumple función de plaza o plazoleta.

Categorías de EVP’s según radios de influencia

Esta categorización establecida de radios de influencia y su georreferenciación se ve reflejada en el siguiente “mapa de calor”:

Sin perjuicio de que la accesibilidad no implica, en todos los casos y necesariamente, calidad o nivel de equipamiento de esos EVP’s, este primer mapa de calor, que nos recuerda parte de los EVP’s reconocidos hoy en la normativa, muestra una distribución de plazas y plazoletas sin equidad equitativa, ya que existen sectores de la ciudad que no cuentan con ellas en un radio de 500m. Esto puede observarse, por ejemplo, en sectores del borde Oeste, Suroeste y Norte de la ciudad. Lo cual supone que vecinas y vecinos de dichas zonas deben recorrer mínimamente 10 cuadras para acceder a ese tipo de espacios de menor escala y de carácter cotidiano.

En este segundo mapa de calor referido a espacios mayores a 15.000m2, podemos ver que la “mancha” se acentúa en el borde Este y Sur de la ciudad y desaparece en el borde Oeste y Noreste; es decir que vecinas y vecinos de esas zonas de nuestra ciudad deben desplazarse mínimamente 20 cuadras para hacer uso de esos Parques cuya función es distinta a la de los EVP’s del mapa de calor anterior.

Por otro lado, la inexistencia de espacios verdes públicos mayores 15.000m2 reconocidos en la normativa en Colastiné (con una densidad poblacional menor al resto de la ciudad) puede relacionarse con el factor de ocupación del suelo (FOS)11 que es significativamente menor en cada parcela y se traduce en volúmenes edificados más “esponjosos” y con mayor cantidad de superficie permeable. No obstante, para el caso de Colastiné Sur, se evidencia, además, la inexistencia de EVP’s menores de carácter cotidiano.

Además, esto se traduce en un comportamiento ambiental disímil, es decir, que ciertas zonas de la ciudad carecen de espacios verdes lo suficientemente grandes como para permitir cualidad ambiental en colaboración con el resto del ecosistema urbano, considerando que cuanto mayor es el tamaño de los espacios verdes, mayor es la diversidad y riqueza de las especies animales y vegetales que habitan en ellos y es mayor la contribución que realizan para la conservación de la biodiversidad local.

Desde avanzamos en un proceso de revisión particularizada con algunos criterios mencionados en las propuestas del primer informe. En este sentido, hemos verificado que, partiendo de lo que hoy está reconocido en la normativa de Ordenamiento Urbano (Ord. 11748/11) como EV, la cantidad de espacios verdes de libre acceso y uso para cualquier persona sigue reduciéndose si consideramos, además de restricciones de accesibilidad y/o condiciones naturales, ocupaciones reales de dominio y suelo, pasando de un índice de 7.95m2 EVP/hab. a 6.58m2 EVP/hab.

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En esta tercera etapa del proceso, observamos que, si a las restricciones en cuanto a accesibilidad y/o condiciones naturales, ocupaciones reales y dominio del suelo, sumamos información en cuanto a la calidad de los mismos, el índice cuantitativo sigue reduciéndose. A tal fin, hemos tomado como base los espacios verdes públicos reconocidos en la normativa sin esas restricciones anteriormente mencionadas; a partir de allí hemos realizado un proceso de verificación in situ tomando 6 variables que, según bibliografía consultada, hacen a la calidad de un espacio y a la percepción del mismo:

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Metodológicamente, se consideraron “efectivos” aquellos espacios que cuentan, mínimamente, con 3 variables, considerando prioritarias aquellas que permitan un uso del espacio verde público como tal (variables 1, 2 y 4).

Así mismo, hemos detectado una gran cantidad de plazas y plazoletas existentes de hecho, es decir, que se usan como tal y que cuentan con la calidad suficiente como para hacer un uso efectivo de las mismas.

En el siguiente mapa de calor puede observarse un escenario prospectivo de cómo quedaría la distribución y radios de influencia de los EVP’s si consideramos todas las restricciones detectadas al momento dentro de este proceso de investigación, pero suponiendo la posible incorporación de espacios verdes efectivos y con calidad existentes de hecho aún no reconocidos en la normativa.

Si consideramos el total de espacios verdes públicos efectivos en la ciudad, reconocidos en la normativa actual, sin restricciones en cuanto a accesibilidad y/o condiciones naturales, ocupaciones reales ni dominio del suelo y con suficiente calidad, estamos en condiciones de decir que la ciudad de Santa Fe cuenta con 4.39m2 de EVP/habitante. Si pudieran regularizarse el resto de los EVP existentes de hecho pero no reconocidos en la normativa, sin las mismas restricciones mencionadas, dicho índice ascendería a 4.90m2 de EVP/habitante.

Como puede verificarse en el mapa anterior, a partir del relevamiento de las variables que hacen a la calidad del evp, las restricciones al libre acceso y efectivo uso de los espacios verdes públicos en la ciudad de Santa Fe, puede reafirmarse la situación de desigualdad territorial en el acceso y usos a los EVP ya mencionada anteriormente.

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Para obtener datos que nos ayuden a responder a este interrogante, tomamos los resultados de una encuesta domiciliaria de opinión pública12 realizada por el “Centro de Estudios Sociales”12 durante el mes de marzo del corriente año (previo a la medida de aislamiento preventivo social y obligatorio), en la ciudad de Santa Fe destinada a la población mayor de 18 años. Dicho relevamiento, tuvo diferentes tópicos de consulta, entre los cuales estaban comprendidos el uso y la accesibilidad a los espacios verdes públicos de la ciudad.

Los encuestados fueron consultados sobre los espacios verdes públicos a los que concurren con mayor frecuencia y se obtuvieron los siguientes datos:

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Resulta particularmente interesante verificar las elecciones de vecinos y vecinas de cada distrito y los desplazamientos implícitos en dichas elecciones:

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Estas preferencias llevan implícitos desplazamientos de los vecinos y vecinas que atraviesan toda la ciudad. El siguiente mapa manifiesta estos desplazamientos que tienen que ver con las conclusiones extraídas de la encuesta realizada:

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Cuando hablamos de accesibilidad, nos referimos no solamente a la posibilidad de hacer uso del espacio verde público, sino también a la posibilidad que tienen vecinos y vecinas de llegar a cada tipo de espacio verde público existente en la ciudad (recordando que no todos los EVP’s cumplen con la misma función social y ambiental). Esto pone foco en la estrecha relación que existe entre los EVP’s y los medios de movilidad urbana.

La movilidad es un derecho fundamental de nuestra condición humana y, lejos de ser un medio, es parte de nuestra vida. Según algunos sociólogos, como Francois Ascher, la movilidad es el factor principal en la vida cotidiana activa de las personas, es una condición clave de acceso al mercado laboral, a una vivienda digna, a la educación, a la cultura y al ocio; es decir, tiene una importancia social creciente como punto de partida para otros derechos ciudadanos. Acceder al espacio público es uno de esos otros derechos fundamentales.

Siguiendo al urbanista Jordi Borja, “el test de la ciudad democrática es la calidad del espacio público”. Y si a esto le sumamos las propiedades ambientales y de salud que tiene los espacios verdes, la vinculación entre estos derechos fundamentales ponen (o deberían poner) a la movilidad y a los espacios verdes públicos en el foco de la discusión a la cual nosotros, desde , pretendemos generar un aporte.

Recordando que para acceder a los espacios verdes públicos mayores a 15.000m2 se necesitan redes de infraestructura para la movilidad, el mapa que mostramos a continuación manifiesta las siguientes situaciones:

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Cuando analizamos los resultados de la encuesta mencionada con anterioridad tomando 3 variantes (distrito al cual pertenece la población encuestada, EVP’s preferidos y medios de movilidad), podemos ver estos resultados:

Inevitablemente, estos desplazamientos y la forma en que se llevan a cabo responden a características de los espacios verdes (calidad, equipamiento y servicios que brindan), como también ponen en evidencia la existencia- o falta- de infraestructura para la movilidad (como ciclovías o redes de transporte público).

Desde sostenemos que pensar una problemática desde un sólo punto de vista puede generar diagnósticos sesgados, lo cual se traduce en la generación de propuestas poco eficientes que a veces no solucionan la problemática de fondo. Si bien los datos de cuantificación o indicadores de segunda generación, cuestión que trabajamos en el primer informe, son importantes de clarificar, creemos que es igual de importante demostrar la necesidad de trabajar en base a datos que relacionen otras variables14 que también inciden en la elección de uno u otro Parque, Plaza o Plazoleta o en la accesibilidad a los mismos, como lo es la movilidad urbana y la calidad del equipamiento.

En este sentido, compartimos algunas de las conclusiones que pueden extraerse de este estudio con la finalidad de ampliar el campo de visión de una problemática para la toma de decisiones, por ejemplo:

Cabe aclarar que los actuales desplazamientos no están mal vistos en sí mismos, pero sí creemos que llevan implícitas problemáticas que indefectiblemente se traducen en una disminución de la calidad de vida de los vecinos y vecinas que habitan los diferentes barrios de la ciudad.

De hecho, esta hipótesis que planteamos desde se reafirma por un estudio realizado por CONICET14 En el mismo, se llevó a cabo un mapeo del Índice la calidad de vida (ICV) en toda la Argentina que incluye el análisis de variables tanto socioeconómicas (educación, salud, vivienda) como ambientales (inundabilidad, asentamientos precarios o contaminación, recursos recreativos socialmente construidos como centros deportivos o espacios para esparcimiento, y recursos recreativos de base natural, dentro de los cuales se ubican las playas, balnearios y espacios verdes). Esos índices fueron georreferenciados en una escala numérica que va del 0 (representado en rojo) al 10 (representado en verde) y muestra, para la ciudad de Santa Fe, índices muy disímiles entre el borde Este y Sur y entre el Oeste y Norte de la ciudad.

Cuando se entrecruzan todas estas capas de información (EVP’s que consideramos áreas de influencia de 2km para EVP’s mayores a 15.000m2 y mapa de índices ICV según CONICET) podemos reafirmar que efectivamente la cantidad y tipos de espacios verdes públicos (tamaño y área de influencia) tiene importantes consecuencias en la determinación de la calidad de vida de los vecinos y vecinas que viven (en) la ciudad.

Esto se traduce en desplazamientos que podrían verse disminuidos, repercutiendo de manera positiva a escala barrial: mayor valorización de los espacios cercanos, mayor uso y empoderamiento de esos espacios y de quienes los disfrutan, mayor ejercicio de la participación ciudadana, y mejora en la seguridad pública. Esto último, señalando que está demostrado que los espacios públicos gozan de un control social natural, es decir, ese control automático generado por la misma presencia, que puede convertirse en una herramienta para prevenir delitos y reducir la inseguridad.

La actual distribución de los parques, plazas y plazoletas en todo el territorio de la ciudad de Santa Fe muestra una inequidad territorial acentuada en sentido este-oeste. Por otra parte, las elecciones de los vecinos y vecinas respecto a esos espacios y los desplazamientos que realizan para acceder a los mismos manifiestan, por un lado, inequidad en cuanto al derecho a la movilidad y el derecho de acceso a espacios públicos verdes de calidad y, por otro lado, que la vivencialidad de un espacio público (en general, y de EVP’s en particular dado nuestro tema de interés) no depende solamente de su superficie o tamaño, sino mayormente de cuestiones identitarias y paisajísticas.

Esto último tiene vinculación con la manera en que vecinos y vecinas ejercen esos derechos, cómo se sienten identificados con esos espacios, cómo se apropian y, además, ello tiene íntima relación con su equipamiento y calidad, es decir, las posibilidades que estos espacios brindan a cualquier franja etaria para el disfrute colectivo.

Como mencionamos con anterioridad, sostenemos que pensar a los EVP’s desde la integralidad y en relación con otros aspectos del ecosistema urbano (como lo es la movilidad urbana, que incluye la accesibilidad peatonal) es fundamental para generar mayor eficacia y eficiencia en el uso de recursos del Estado para la resolución de problemáticas.

En el primer informe de este proceso de investigación planteamos la necesidad de clarificar y transparentar el criterio y metodología de contabilización de los EVP’s por habitante; de revisar la clasificación de espacios verdes prevista en el actual Reglamento de Ordenamiento en virtud de pasar a considerar mayormente las funciones sociales y ambientales que cumplen en la ciudad; de gestionar la incorporación de espacios verdes zonificados como tal en la normativa para efectivizar su uso; de iniciar un proceso de regularización dominial de EVP’s existentes de hecho a fin de garantizar su tenencia y uso de espacios de disfrute colectivo; de definir nuevos espacios a incorporar; de evaluar la incorporación de instrumentos de gestión y mantenimiento de los actuales EVP’s; y, por último, aunque no menor, de diagnosticar el equipamiento de los actuales EVP’s a los efectos de generar un plan de intervenciones integrales con diferentes grados de prioridad.

Para promover el derecho al acceso a los EVP’s, que está íntimamente relacionado con el derecho a la movilidad:

Estos son algunos de los lineamientos que, sumados a los del primer informe, se pretenden impulsar para reubicar a las personas y a la calidad de vida en el centro de las políticas urbanas. Al debate sobre la cuantificación de espacios verdes públicos sumamos la cuestión de la distribución y accesibilidad a los mismos, como así también su calidad y posible uso efectivo, con la firme convicción de que es necesario abandonar el abordaje sectorial de las problemáticas que afectan a las personas y empezar a diagnosticarlas y trabajarlas desde un punto de vista integral e interdisciplinario.

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1 Los espacios verdes públicos (EVP) son la base estructural de una ciudad y un bien común para todos sus ciudadanos ya que brindan servicios sociales, ambientales y de salud; tienen implicancias, junto a otras variables, en la conformación del nivel de calidad de vida de una población, en la calidad ambiental del entorno urbano y en la identidad y paisaje de una ciudad. Su característica distintiva es que cualquier persona puede acceder a ellos y usarlos.

2 A nivel mundial existe una diversidad de indicadores; la Comisión Económica para América latina y el Caribe (C.E.P.A.L.), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, habla de indicadores de primera, de segunda y tercera generación para referirse a los tipos de indicadores Ambientales y de Desarrollo Sostenible. La cuantificación de EVP pone en relación dos valores cuantificables simples (cantidad de espacio verde público y cantidad de población); incorporar la variable de accesibilidad implica abordar más de una dimensión en forma simultánea y sistémica.

3 Metodología diseñada por ONU-Hábitat para entender, analizar, planificar, tomar acción y observar los efectos de las políticas públicas en el bienestar ciudadano. Mediante indicadores obtenidos a partir de información confiable, el CPI es una radiografía de la complejidad urbana, traduce el bienestar en una métrica medible, y mide la eficiencia de la ciudad y el efecto de las políticas públicas en el tiempo.

4 Comisión Europea. “Construir una infraestructura verde para Europa”. 2014. La infraestructura verde puede definirse como una red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales de alta calidad con otros elementos medioambientales, diseñada y gestionada para proporcionar un amplio abanico de servicios ecosistémicos y proteger la diversidad tanto de los asentamientos rurales como urbanos. Se diferencia de la red gris por la red de medidas que se unen y los múltiples servicios ecosistémicos que brindan.

5 Revista Científica Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNER. “Diagnóstico de los Espacios Verdes Públicos de la ciudad de Paraná”. 2016.

6 Néstor J. Gómez y Guillermo A. Velázquez. 2018. “Asociación entre espacios verdes públicos y la calidad de vida en Municipio de Santa Fe, Argentina”. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 27 (1):164-179 doi: 10.15446/rcdg.v27n1.58740.

7 Jimena Gomez Piovano y Alejandro Mesa. “Análisis de los modos de acceso y los patrones de uso de la población respecto a los espacios verdes urbanos como base para su planificación”. Urbano, 18(32). Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=198/19844017005

8 Agencia de Ecología Urbana de Barcelona. “Plan de Indicadores de Sostenibilidad Urbana de Vitoria-Gasteiz”. Diciembre 2010.

9 Revista Científica Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNER. “Diagnóstico de los Espacios Verdes Públicos de la ciudad de Paraná”. 2016.

10 Mendoza (Argentina), Paraná (Argentina), CABA (Argentina), Santiago de Chile (Chile), Curitiba (Brasil), Barcelona (España), entre otras.

11 Factor de Ocupación del Suelo (FOS), Arts. 27 y 28 Ord. 11748/11: se trata de un índice urbanístico que determina la máxima superficie de terreno edificable a nivel de parcela; se establece según distritos y para toda la ciudad. Para la zona de Colastiné dicho indicador es de 0.30, es decir que del 100% de la superficie de la parcela, solo puede ocuparse un 30% del suelo para construir, quedando el otro 70% libre de ocupación. A modo comparativo, dicho indicador, para otras zonas del ejido urbano, va desde 0.50 a 0.85.

12 Contacto: centrodeestudiossantafe@gmail.com

13 El instrumento utilizado para la recolección de datos fue un cuestionario estructurado y el tamaño de la muestra se determinó mediante un procedimiento de muestreo probabilístico -aleatorio simple, donde se seleccionó una cantidad de personas determinada según el peso poblacional de cada distrito de la ciudad a partir del género y la edad.

14 A nivel mundial los datos sirven para la generación de una basta serie de indicadores; la CEPAL, dependiente de la ONU, habla de indicadores de primera, segunda y tercera generación.

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