“Transitar nuestras ciudades como un derecho y una elección”

Para vivir una ciudad democrática, justa e igualitaria se debe poder transitarla, moverse a través de ella, pudiendo elegir de qué manera hacerlo. La calidad del transporte público debe ser la que las personas nos merecemos así como la disponibilidad de infraestructura de movilidad que nos permita optar, sin importar el destino, por ser peatones, ciclistas, motociclistas o automovilistas.

“El espacio es la ciudad” señala Jordi Borja. En efecto, “las ciudades no son el espacio de lo doméstico o privado, son el ámbito donde la población se encuentra (simbiosis), se identifica (simbólico) y se manifiesta (cívico)” ¹, es decir, son el espacio público.

El espacio público es el elemento articulador de la ciudad y estructurador de la movilidad urbana ². Cuando nos referimos al término “Movilidad” hacemos referencia a múltiples aspectos que participan en una acción tan básica y necesaria en la vida de las ciudades como es el desplazamiento de las personas y cosas. Se diferencia del término “Tránsito”, ya que este refiere específicamente a la circulación de vehículos motorizados.

Las necesidades diarias y los vínculos sociales originan la actividad de movernos, pero la movilidad es también consecuencia de la ubicación de las viviendas y de las actividades -de trabajo, salud, educación, deportivas, recreativas- así como de la configuración de la trama urbana, las características del espacio público y las edificaciones. Implica, a su vez, una superposición de transportes, infraestructuras y flujos.

Por ello, la movilidad debe ser analizada tanto desde la oferta como desde la demanda, es decir, desde los medios de transporte y las infraestructuras existentes como desde las necesidades de las personas que se desplazan en un espacio y en un tiempo determinado. Sin embargo, el lugar central en el análisis debe ser ocupado por las necesidades de peatones, ciclistas y usuarios del transporte público.

El desafío de las ciudades y en particular de la ciudad de Santa Fe ya no debe pasar por optimizar la circulación de vehículos, sino por crear condiciones adecuadas de movilidad de las personas bajo criterios ambientales, sociales y económicos sustentables. Esta nueva perspectiva no ha sido la dominante en la planificación de la ciudad: al analizar su crecimiento y el de su área metropolitana, puede observarse una relación entre el desarrollo de la infraestructura vial y la expansión del tejido urbano. Las vías planificadas y construidas para el desplazamiento automovilístico -calles, avenidas, rutas- fueron configurando la estructura urbana y guiaron la expansión de la mancha urbana y la localización fragmentada de actividades y viviendas.

Este modelo de desarrollo urbano basado en el automóvil como medio principal de transporte y condicionado por el mercado de suelo, promueve una urbanización de

baja densidad, que dificulta y encarece las prestaciones de los servicios públicos y reproduce desigualdad en el acceso a los mismos. Como consecuencia de ello, el diseño del espacio público basado en la circulación de un parque automotor que crece en forma exponencial no se adecua a sus otras funciones y atributos como ser la ambiental, de mitigación de riesgo hídrico o de encuentro y es causante de desigualdad social.

Para hacer efectivo el derecho a la movilidad de las personas y el transporte de bienes, debe prestarse especial atención a todas las formas de desplazamiento, contemplando criterios ambientales, como el consumo de energía y las emisiones producidas; las infraestructuras existentes, sus características y potencialidades; la localización de actividades; los costos de transporte y el tiempo empleado en cada desplazamiento; y especialmente el diseño de un espacio público que debe adaptarse a cada forma de movilidad y sistema de transporte posibilitando una eficiente combinación de los mismos.

TRA·MU

Actualmente, en nuestra ciudad y en el área metropolitana conviven distintos subsistemas de movilidad con escasa o nula coordinación, que no aportan soluciones acordes a las necesidades de los vecinas/os. Desde Encuentro trabajamos un proyecto para crear un Plan para la construcción e instalación de una Red de Estaciones de Transferencia Multimodal en nodos estratégicos de la ciudad, como por ejemplo, el Nuevo Hospital Iturraspe, la Plaza España o Ciudad Universitaria en el Barrio El Pozo.

El objetivo es la articulación de las diversas formas de movilidad bajo el concepto de complementariedad, permitiendo mayor eficacia y seguridad en las conexiones, mejores instalaciones para los usuarios, eficiencia en las prestaciones y la refuncionalización de determinados espacios públicos, a fin de contribuir con la implementación de un Sistema de Movilidad Integrado y Sustentable.